El día que todo le pareció normal excepto él.

Posted 22:16 by Smndo in

Ese día al levantarse todo le pareció normal. Tan común como el día anterior a este, y al anterior al anterior a este. El olor de su almohada, incluso el acomodo de su cabello que todos los días se veía comprometido a una feroz batalla con el peine, en que claro, éste último casi nunca resultaba vencedor pues ese rizado tipo Bob Dylan que se le formaba en la cabeza era demasiado difícil de domar. De hecho el olor al almuerzo se le hacia muy familiar, huevos fritos ¿Cómo equivocarse?

Prendió la computadora, hacía 10 horas que no lo hacía y era obvio que ya hacía falta ponerse al corriente con sus amigos y su feed de noticias; así pues de alguna manera el destino quiso que el modo aleatorio del reproductor le hiciera sonar Where I End And You Begin de Radiohead y así esa canción se ligará a su subconsciente haciendo que todo lo que restara del día no pudiera sacarla de su mente.
Prosiguió con sus tareas diarias, barrió, medio intentó acomodar su cuarto y principalmente su escritorio, el que inevitablemente y de forma misteriosa nunca podía durar ordenado más de 2 horas. Cada nuevo minuto que pasaba le parecía aún más normal alimentando así una extraña sensación dentro de él que le indicaba con insistencia que todo estaba demasiado ordinario, demasiado común; todo, excepto, él y su mente.
Conforme esos minutos se volvían horas por alguna extraña razón esos pensamientos se hacían más densos, más oscuros, por llamarle de alguna forma. La desesperación pronto se haría ya participe de esas ideas que rondaban desde la mañana. No supo que sucedió realmente pero el ánimo con el que se había levantado comenzó a tornarse gris. Y así, sin darse cuenta ya se encontraba acostado en su cama con las luces apagadas, sin algún ruido que lo sacará de esa obsesión, sólo el sonido del ventilador y del aire pasando con insistencia en sus oídos, y como ya había dicho antes esa canción que se repetía una y otra vez dentro de él.
A partir de este momento no supo si lo que le pasó fue sólo un sueño más o la más pura realidad. Sintió como las sombras se adueñaban de él, lo oprimían y le imposibilitaban el respirar con normalidad, esto añadido a las ya mencionadas ideas y desesperación de la normalidad de su día comenzó a volverlo loco, sentía como la cordura se le iba tal como agua entre los dedos. Incluso podría decir que llego a un estado de trance, un estado en el que comenzó a dudar de si mismo y de lo que si había pasado toda la mañana fue verdadero. No le parecía posible que toda su vida fuera tan monótona, tan igual día tras día, le parecía enfermo que cada mañana y noche fuera un deja-vú; esa misma escena del él desayunando sólo, él batallando con ese cabello tan rebelde, él siendo el mismo de ayer. Y así deprimido, derrotado, enfermo de sus propios pensamientos y casi a gatas en un suelo frió y cruel que recalaba con su presencia la habitación en la que se encontraba comenzó a girar ¿O era su mente? poco le importó ya, la cuestión fue que comenzó a darse por vencido, el mismo sentía como el su latir se hacía débil, incluso por un momento hubiera pensado que estaba muerto sino era porque aún el suelo le parecía demasiado helado. Agotado y sin ya motivación alguna un destello de luz tal cuál golpe inesperado en el rostro le hizo razonar. Sin aparente explicación, que más bien nosotros le llamamos de alguna forma ser iluminado, se dio cuenta de que todo era un sueño. La idea le llegó a parecer estúpida pues esa misma mañana el había saboreado ese huevo frito que le habían preparado, pero como en los sueños todo puede pasar empezó a creer en ello y en la posibilidad de que así fuera realmente. En que si esto era un sueño, la realidad le estaba esperando, por mera deducción incluso llegó a la conclusión de que esa verdad debería de ser distinta cada día, sorprendente y emocionante. De qué él debería de ser el que se encargara de que todo fuera así, de disfrutar cada minuto, cada hora y que sólo él incluso podría cambiar su presente en mil distintas maneras de mil distintas formas. Que incluso sería ya capaz de domar ese cabello con el que tantas horas había pasado intentando domar, que ese olor de su almohada tan característico le hiciera levantarse con un nuevo ideal cada mañana, y que incluso ese huevo frito que saboreaba cada mañana le supiera distinto cada día como quería que le pareciera cada tarde que pasaba, distinta. Y fue así como con la misma fuerza que había llegado la depresión se fue. De como sintio nuevamente el pulso del corazón en su pecho y de como el piso duro y frió se volvió de nueva cuenta un colchón y al parecer su cama. Pues ya todo no le pareció normal excepto él.


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